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jueves, 13 de octubre de 2011

MAS ALLA DE LOS HALAGOS E INSULTOS

SÉ COMO UN MUERTO



  Era un venerable maestro. En sus ojos había un reconfortante destello de paz permanente. Sólo tenía un discípulo, al que paulatinamente iba impartiendo la enseñanza mística. El cielo se había teñido de una hermosa tonalidad de naranja-oro, cuando el maestro se dirigió al discípulo y le ordenó:
  --Querido mío, mi muy querido, acércate al cementerio y, una vez allí, con toda la fuerza de tus pulmones, comienza a gritar toda clase de halagos a los muertos.
  El discípulo caminó hasta un cementerio cercano. El silencio era sobrecogedor. Quebró la apacible atmósfera del lugar gritando toda clase de elogios a los muertos. Después regresó junto a su maestro.
  --¿Qué te respondieron los muertos? -preguntó el maestro.
  --Nada dijeron.
  --En ese caso, mi muy querido amigo, vuelve al cementerio y lanza toda suerte de insultos a los muertos.
  El discípulo regresó hasta el silente cementerio. A pleno pulmón, comenzó a soltar toda clase de improperios contra los muertos. Después de unos minutos, volvió junto al maestro, que le preguntó al instante:
  --¿Qué te han respondido los muertos?
  --De nuevo nada dijeron -repuso el discípulo.
  Y el maestro concluyó:
  --Así debes ser tú: indiferente, como un muerto, a los halagos y a los insultos de los otros.

  *El Maestro dice: Quien hoy te halaga, mañana te puede insultar y quien hoy te insulta, mañana te puede halagar. No seas como una hoja a merced del viento de los halagos e insultos. Permanece en ti mismo más allá de unos y de otros.

Somos seres divinos viviendo una experiencia humana, somos un átomo más de la Infinita y todo creadora Energía Vital Universal, esa es nuestra escencia...

No puede ser que seamos a partir del concepto del  otro, lo que el otro piense de mí bueno o malo, no me define. Ya que somos como espejos y cada uno ve el reflejo de sí mismo en el otro. Cuando veo y halago las bellas cualidades del otro sepamos que, podemos verlas porque son un reflejo de mis propias cualidades, incluso de mis potenciales cualidades, si podemos verlas en el otro, podemos crearla en nosotros...

Cuando veo y critico los aspectos que me exasperan del otro, debo analizarme porque es un reflejo de lo que yo mismo debo trabajar, trascender, superar en mí. 

La mirada del otro no me crea, no me define, porque soy escencia divina, poderosamente cocreadora, en un cuerpo. Soy mucho más que lo que el otro puede ver en mí

Namasté,
Marisela

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